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viernes, 26 de diciembre de 2014

Tradición oral...¿la "hermanita pobre" de la literatura? Una propuesta deconstructiva

A continuación y como parte de mis ensayos por aprender a compartir en la Red algunos de los artículos que tuve oportunidad de elaborar durante mis años de formación académica  aquí va la propuesta de invitarlos a leer uno de ellos.
Espero tener éxito en  realizar el pasaje desde mis archivos personales a esta página de libre acceso, para su correcta difusión.
Asimismo espero poder compartir con mis amigos no solo los textos de elaboración propia, sino también  lindas imágenes virtuales de dominio público, como corresponde a todo blog que se precie de serlo.
El título de este primer artículo que comparto remite a una de las inquietudes que resultaron incentivadas por las lecturas opcionales que ofrecían las diferentes cátedras de Antropología.
Estoy abierta a comentarios, críticas y discusiones,  y que propicie la emergencia de interrogantes en los lectores que lleguen hasta el final.
Al menos, por parte de mis amigos
PD: En esta ocasión decidí hacer la prueba de aumentar el tamaño de las letras (conocidas como fuentes) para la publicacio mi artículo, algo que de cuenta de la franja etaria de mis amigos..Vamos a ver cómo queda.



Tradición Oral… ¿la “Hermanita Pobre” de la Literatura?

                                                                                                                              
                                                                                                               por Vivina Perla Salvetti [1]

Falta de introspección, de proeza analítica, de preocupación de la voluntad como tal, y de un sentido de diferencia entre pasado y futuro.”
Esta descripción de las capacidades cognitivas de un grupo nativo permite captar el desconcierto y el asombro por parte de los europeos hace varios siglos, relato de un encuentro que explicita  la perplejidad por costumbres y creencias desconocidas.
 Se trata de una diferencia constitutiva que abrió un largo debate para dar cuenta de por qué los seres  que habitaban las nuevas tierras se presentaban como un Otro tan distinto. Cabe consignar que entre los antropólogos y hasta hace unos pocos años fueron usuales las definiciones de estos grupos a partir de lo que les faltaba. A los rasgos ausentes señalados al comienzo, fueron añadidos referencias  tales como “Pueblos sin Escritura”, “Sociedades sin Estado”, “Pueblos sin Historia”[2]. El mismo interrogante permeaba todas las discusiones:
“¿Qué hay detrás de estas conductas tan desconcertantes?”
Solo recientemente los abordajes cognitivos permitieron echar alguna luz sobre este asunto. Como estas “Sociedades sin Escritura” son constitutivamente Orales, en las líneas que siguen, trataré de presentar a la Oralidad y la Escritura como sistemas cognitivos diferenciados  donde las diferencias perceptivas  permiten  arribar a la comprensión sobre modos distintos de entender el mundo que nos rodea. 
Comprender asimismo la Oralidad y la Escritura no como sistemas opuestos, sino complementarios, permitirá  entender sus riquezas y sus carencias particulares, en lugar de ubicarlos en una imaginaria línea evolutiva que clasifica los pueblos orales como una suerte de minusválidos intelectuales.
Desde una geofísica del poder, vale recordar que según definiciones de Derrida nuestra racional sociedad occidental  ha devenido Logocentrista, esto es, ha elaborado toda una metafísica del signo escrito.
Por otra parte y particularmente como antropóloga me interesa focalizar en los problemas vinculados con representaciones de la literalidad  que presumo se encuentran vinculadas con el aumento de trastornos de ansiedad y conductas adictivas.  Considero que la catarata de representaciones virtuales en la que nos hallamos inmersos estimula procesos cognitivos particulares que pueden dan lugar a un razonamiento circular  y cerrado en sí mismo.
 

Peculiaridades de la Oralidad y la Escritura. Tecnologías de la Palabra
Para poder entender el abismo que se abrió entre los nativos y los estudiosos occidentales, se hace necesario abordar las diferencias cognitivas que emergieron como consecuencia de la aparición de la Escritura. Pero no de la escritura en general.
El sacerdote jesuita Walter Ong (1912-2003), quien realizó un extenso trabajo sobre el tema, distingue entre sistemas de escritura pictográficos, silabarios, mixtos, y alfabéticos. Y entre los alfabéticos, diferencia entre los semíticos constituidos por consonantes (que suplen las vocales al leer, como el árabe o el hebreo) y lo que denomina como el gran logro griego de inventar el primer alfabeto griego con vocales.
Es interesante cómo califica a los sistemas de escritura. Los denomina Tecnologías de la Palabra.
Sus elaboraciones acerca de cómo estas tecnologías “reestructuran la Conciencia” permiten entender  los cambios cognitivos subsiguientes, e introdujo un elemento crucial para comprender la brecha que fue abriendo la Historia entre Oriente y Occidente.
Para entender las particularidades del alfabeto griego Ong cita a Eric Havelock (El Arte de la Comunicación en el Mundo Antiguo) quien opina que el alfabeto griego completo con vocales permitió la transformación decisiva, casi total de la palabra, pues hizo posible el pasaje del sonido a la imagen e introdujo la abstracción sobre los elementos visualizados.
 En cambio, el carácter de otras escrituras de la época, como las constituidas por elementos que merecen complementarse con datos no escritos requerían que el lector se apoyara en datos contextuales. Un antiguo lector hebreo  por ejemplo, completaba las palabras escritas únicamente por consonantes supliendo las vocales faltantes, de un modo similar al que nosotros hoy logramos comprender las palabras incompletas de los avisos clasificados. Las escrituras semíticas requerían conocimiento del idioma para  saber cuáles vocales agregar entre las consonantes, por lo que Havelock sostiene que este tipo de escrituras  se hallaba parcialmente inmersa en el mundo no textual.
En cambio, el alfabeto griego, analizaba el sonido de manera más abstracta, a partir de elementos puramente visuales. Recordemos por ejemplo que este tipo de alfabetos permiten registrar la “fonética” de lenguajes de los que desconocemos absolutamente el significado. Ese logro griego de analizar abstractamente el evasivo mundo del sonido en equivalentes visuales (no de forma perfecta, por supuesto, pero de manera global) presagiaba y aportaba los medios para las ulteriores proezas analíticas vinculadas con el desarrollo de la filosofía griega.
Por lo tanto, Ong propone que las distintas etapas evolutivas que intentaron dar cuenta de las Culturas no Occidentales, como  progreso de la Magia a la Ciencia, o aquellas consideraciones  (de Levy-Bruhl) del llamado estado de conciencia pre-lógico a uno cada vez más racional, asi como  del pensamiento salvaje de Levi-Strauss al pensamiento domesticado, permiten explicarse de manera más escueta como cambios de la oralidad a diversos estados del conocimiento de la escritura.
“Muchos de los contrastes a menudo establecidos entre perspectivas occidentales y otras, parecen reducibles a diferencias entre el conocimiento profundamente internalizado de la escritura y los estados de conciencia más o menos residualmente orales.”(Ong 1993:36, resaltado es propio)
Ong también comenta que Marshall McLuhan dio gran importancia a los contrastes entre “lo oral y lo textual…llamando la atención a las polaridades entre ojo y oído  Su lema principal, “El Medio es el Mensaje”, manifestó su aguda conciencia de la importancia de la evolución desde la oralidad a  la escritura, y desde la imprenta hasta los medios electrónicos”. (Ong 1993:36)
 Sin embargo, en vez de considerar a la Tradición Oral de algunas culturas como la “hermanita Pobre” de las Sociedades Letradas  por asociarla con  un estadio “primitivo”, sería pertinente considerar sus particularidades.
Los antropólogos hemos tenido ocasión de registrar cómo las culturas orales producen representaciones verbales pujantes y hermosas, de gran valor artístico y humano en "performances" que no admiten su pasaje a la escritura. Hay muchas referencias por ejemplo a ciertos mitos, cuya complejidad en el relato  no solo resulta difícil de describir por escrito por parte de los antropólogos,  sino que pierden incluso la posibilidad de reproducción una vez que la escritura ha tomado posesión de la psique del grupo.
Por otra parte, sin la escritura, la conciencia humana no puede alcanzar su potencial más pleno, no puede producir  creaciones intensas y hermosas, así como otros textos a partir de una Analítica y una Lógica que solo fue posible a partir de la abstracción que permite el lenguaje escrito
En este sentido la oralidad debe u está destinada a complementar la escritura

Particularidades de las Culturas Orales
Estamos tan inmersos en un mundo visual y letrado que resulta difícil imaginarse cómo sería nacer y crecer en una cultura oral, antes del desarrollo de cualquier tipo de escritura.
Se ha señalado que toda sensación tiene lugar en el tiempo, pero el sonido es evanescente. No existe manera de detener el sonido y contenerlo. A diferencia con las imágenes visuales, pasibles de ser “fijadas” con una cámara, el sonido permite ser registrado (en una grabación) pero no detenido. Por  lo tanto, la comunicación humana condicionada por esta fugacidad, ha elaborado métodos para reproducirla, desde la repetición, hasta el aprendizaje de formulas de memoria.
El antropólogo B. Mallinowsky (1973)  por su parte ha comprobado que entre los pueblos orales la lengua es un “modo de acción” y no solo la contraparte del pensamiento.
Suelen considerar que los nombres confieren poder sobre las cosas
Las Normas se conocen y reproducen mediante refranes y proverbios
El conocimiento se repite en voz alta una y otra vez.
Son usuales el empleo de formulas  para memorizar, capacidad altamente valorada.
 Se suelen contar relatos en grupo, mientras que la lectura se realiza en forma individual.
Los ancianos (símbolos de memoria acumulada) son considerados referentes de sabiduría
Las técnicas se aprenden desde la relación del maestro con el discípulo atento a imitarlo.
Una última referencia particular de la Oralidad con respecto a la Escritura. Para una Cultura Oral aprender significa hacerlo desde una comunicación en grupo y en estrecha asociación con lo sabido.
En cambio la lectura - individual por definición- separa al que sabe de lo sabido y así establece  condiciones para “objetividad”, tal como lo describió Derrida en su obra “De la Gramatologia”
Aunque Derrida no se refiera específicamente a las particularidades del alfabeto griego como tal si nos recuerda cómo la escritura griega contribuyó a definir el campo de la ciencia:
“La Escritura no solo es un medio auxiliar al servicio de la ciencia…sino que es…la condición de posibilidad de los objetos ideales, y por lo tanto, de la objetividad científica. Antes de ser su objeto,  la escritura es condición de la episteme” (Derrida 1971:37)

Emergencia de la objetividad mediante la escritura
Walter Ong nos recuerda  el origen griego de las categorías vinculada con el desarrollo de la filosofía clásica. El  término “concepto”  junto con el resto de abordajes propiciados por los griegos halla su vinculación histórica con la reestructuración de una conciencia mítica que devino objetiva. Esta objetividad es presentada por Ong como consecuencia cognitiva del ejercicio visual de las particularidades del alfabeto griego que permitían “despegarse” del texto y facilitar su análisis.
Cabe recordar que la “imagen sonora” constitutiva del signo escrito tal como fuera definida por Saussure, remite al inmutable “Mundo de la Ideas”, y permite definir  la  imagen visual como elemento que “fija” el sonido evanescente, y cierra toda posibilidad de cambio.

En el principio fue la phoné
Con el propósito de recordar  que los Sistemas de Comunicación Oral precedieron a la Escritura durante miles de años, creo  que sería pertinente incluir algunas reflexiones del filosofo Jacques Derrida (1930-2004) acerca de un lenguaje fijado en convenciones escritas que parece haber olvidado sus raíces orales. Derrida critica la confusión entre lenguaje y signo linguistico.
Vale la pena recordar que el signo linguistico  definido por Saussure se halla compuesto por un significado y un significante, esto es, un concepto y una “imagen sonora”.
La “imagen sonora” constitutiva del signo escrito tal como fuera definida por Saussure, remite al inmutable “Mundo de la Ideas”, y permite definir  la  imagen visual como elemento que “fija” el sonido evanescente, y cierra toda posibilidad de cambio.
Durante la comunicación escrita, estos dos aspectos del signo se relacionan entre sí y permiten la comunicación.  Sin embargo, esta convención acerca del signo escrito devenida en paradigma y extrapolada a toda expresión humana en general, es cuestionada por Derrida.  Cabe insistir en cómo este filósofo distingue adecuadamente entre el lenguaje oral y el signo lingüístico en tanto signo escrito:
No hay signo linguístico antes de la escritura” porque “La exterioridad del significante es la exterioridad de la escritura en general” (Derrida 1971:21)
Mientras  nuestra sociedad logocentrista  ha conseguido subsumir la oralidad dentro de una  escritura que se considera evolucionada, Derrida introduce una reflexión que subvierte la escritura dentro de la oralidad.
Para sustentar sus comentarios  acerca del privilegio de la voz interior en la producción de ideas  primarias que posteriormente son expresadas mediante el lenguaje, Derrida se remite a la “Estética” de Hegel:
“Hegel demuestra muy bien el extraño privilegio del sonido en la idealización, la producción del concepto y la presencia consigo del sujeto:
“Este movimiento ideal, por medio del cual …se manifiesta la simple subjetividad, el alma del cuerpo resonante, la oreja lo percibe de la misma manera teórica en que el ojo percibe el color o la forma: la interioridad del objeto se convierte así en la del sujeto…Por el contrario la oreja, sin volverse prácticamente hacia los objetos, percibe el resultado… mediante el cual se manifiesta y muestra, no la figura material sino una primera idealidad que viene del alma.”
“Lo dicho del sonido en general vale con mayor razón para la fonía, por cuyo intermedio el sujeto, merced al oírse-hablar –sistema indisociable- se afecta a sí mismo y se vincula consigo mismo en el elemento de la idealidad” ( Derrida  1971:18)
En estas líneas iluminadoras, Derrida al aplicar los razonamientos de Hegel  describe de qué manera el sujeto, debido al oírse-hablar (sistema indisociable) se afecta a sí mismo y se vincula consigo en el elemento de la idealidad. Si la voz es la más próxima al sentido significado, el significante escrito entonces  sería derivado.
Para decirlo de otro modo:
Lo que Derrida está proponiendo como indisociable  es el oírse-hablar, donde prestar atención a la voz interior es  condición necesaria para  subjetividad. Cuestiona así la inmutabilidad del signo escrito y recupera la voz interior, característica fundante de las Culturas Orales, cuyos sujetos simplemente se hacen oír.
Para decirlo de otro modo, la condición de subjetividad emerge cuando el individuo ha conseguido prestar atención a sus percepciones más profundas y significativas.

El deconstructivismo y el fin de las certezas
Las críticas  derridianas  sobre la entronización filosófica de la palabra escrita, introdujeron la lectura “deconstructivista” de numerosos textos canónicos.
El gran aporte de este filósofo creo que consistió en haber mostrado que si la razón se hace depender de la palabra escrita, favorece su identificación entre  razón y  realidad. Esta condena a la fetichización de la palabra escrita dio lugar a que el Deconstructivismo reciba numerosos críticas por propiciar el fin de las certezas.
Pero ¿de qué certezas? Se trataría de las certezas atribuidas a un texto escrito e inmutable que impide la emergencia de una subjetividad que re-conoce las percepciones más profundas y significativas  del espíritu humano.
Quienes consideran al Deconstructivismo como el fin de las certezas, no hacen más que corroborar la vigencia del paradigma del signo escrito que cierra toda posibilidad de escuchar la voz interior.
En lugar de considerar al Deconstructivismo como el fin de las certezas, otro camino sería transitarlo como la recuperación de la voz interior en el continuo devenir del sujeto.

Una Digresión Lacaniana
En esta crítica del paradigma del signo escrito, me permite una breve digresión lacaniana
El psicoanalista Jacques Lacan introduce un sujeto atravesado por el lenguaje y simbolizado a partir del signo saussureano, por lo que este sujeto  barrado-borrado resulta significante de un vacio, una falta.
Sin embargo, me permito deconstruir esta afirmación lacaniana para definir un sujeto atravesado por el lenguaje escrito, en tanto remite al signo de Saussure.
Si el significado-significante corresponde al signo saussureano, y se halla por lo tanto circunscripto al signo escrito, ¿Acaso Lacan  estaría derivando el vacío en un individuo atravesado por la Escritura?
En otras palabras. Si el sujeto lacaniano se halla constituido sólo  por sus lecturas ¿En qué momento las lecturas permiten o reprimen la emergencia de la voz interior?
Por lo tanto ¿hasta qué punto el sujeto “borrado” de Lacan es aquel que, en tanto constituido desde el lenguaje escrito, permanece “fijado” en éste, impidiendo la emergencia de su propia voz interior?
Si es así, un sujeto constituido a costa de negar su propia voz interior, no puede menos que devenir objeto de una fractura psíquica fundante.

Horizonte de preguntas
Si  todo lenguaje y pensamiento “recorta” la experiencia, y es el lenguaje escrito aquel que  permite expresiones sin contexto existencial alguno ¿Hasta qué punto las especulaciones filosóficas que han sido facilitadas por la escritura, han llegado al extremo de conducir a muchos intelectuales a su encierro en “torres de Marfil” que pierden  todo contacto con la Realidad?
¿Hasta qué punto el énfasis de la Filosofía clásica en “dominar las pasiones” y “racionalizar” todo impulso ha impedido la canalización adecuada de las mismas, facilitando sus desbordes?
¿Pueden filósofos como Nietzsche y Merleau-Ponty al haber cuestionado el racionalismo a ultranza, introducir un reconocimiento de nuestra Corporalidad perdida?
Se trata de formular preguntas que abran caminos, no que los cierren.
Conclusiones
Esta "voz interior" recuperada por Derrida, ha venido siendo reconocida y valorada por las Culturas Orales desde mucho antes que la aparición la Escritura en tanto Tecnología  reestructurara la conciencia occidental.
Sin embargo, esta búsqueda de “voz propia”  es una tarea con la que se hallan familiarizados muchos escritores, lo que demuestra que Oralidad y Escritura, en lugar de excluirse mutuamente, se fortalecen.
Solo valorando ambas en justa medida, la “Hermanita Pobre” dejará de serlo, enriqueciéndonos a todos.

Bibliografía
Derrida, Jacques (1971)  De la Gramatología. Editorial Siglo XXI- Argentina
Malinowsky, Bronislaw (1973 ) Los Argonautas del Pacífico Occidental .Planeta Buenos Aires
Ong, Walter (1993) Oralidad y Escritura. Tecnologías de la Palabra. FCE. México
Rifflet-Lemair, Anika  (1981 Lacan. Sudamericana Bs As









[1] Licenciada en Ciencias Antropológicas por la Universidad de Buenos Aires (visalvetti@gmail.com)

[2] Me hace acordar del antropólogo Eric Wolf y su texto de 400 páginas “Europa y la gente sin historia”, título irónico si los hay, para referirse al abundante registro histórico de pueblos considerados por los europeos como” Sin historia”
 

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