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viernes, 5 de enero de 2018

La Depresión y la falta de ideales en la sociedad contemporánea


Basado en los textos públicos y publicados por el Dr. Luis Hornstein sobre el tema.

Hola amigos.
Comencé a leer los textos de Hornstein como parte del material optativo de una de las materias de la carrera de Ciencias Antropológicas, que procuraba familiarizar a los estudiantes, no solo con los conceptos básicos de psicología freudiana, sino también con otros abordajes psicoanalíticos que incorporaban los factores culturales como causa y también alivio de los malestares sociales que aquejan a los humanos.
En el largo debate entre el valor científico del psicoanálisis respecto de la medicalización psiquiátrica, Hornstein se inclina por incorporar los factores sociales vinculados con los problemas mentales. Si acaso los largos años que Hornstein estuvo trabajando en Venezuela influyeron en su mirada culturalista no puedo asegurarlo.
Lo que sí puedo compartir con ustedes es mi percepción respecto de las diferencias entre las academias psiquiátricas venezolana y argentina, ya que fui criada en ambiente que naturalizaba los factores sociales en la génesis de los problemas psicológicos. Además, y pido disculpas por la reiteración, siempre que puedo comento cómo siendo apenas una preadolescente, al llegar a la Argentina me llamó poderosamente la atención la facilidad con que la gente común recomendaba un sedante como única salida para hacer frente a situaciones difíciles. “Tomate una pastillita” era y sigue siendo la recomendación popular para enfrentar los problemas, algo contra lo que me personalmente me sigo rebelando desde ese entonces.
El artículo que comparto a continuación, condensa algunas de las definiciones del Dr. Hornstein respecto de la génesis de toda Depresión: su definición que ubica alguna pérdida o una decepción que jaquea fuertemente la Autoestima como factor desencadenante, me parece simplemente brillante.
Igualmente notables resultan su recomendaciones sobre buscar un profesional que cumpla con las funciones del viejo médico de familia, capaz de escuchar y hasta de ofrecer recomendaciones sencillas sobre el valor de los proyectos y los ideales para transitar el atolladero de las depresiones leves iniciales antes que se compliquen. Hornstein recupera aquí el valor de la relación terapéutica tan valorada por la Escuela de Psiquiatría de Washington, y toma asimismo posición respecto de los terapeutas asépticos, distantes y omniscientes.
Espero sinceramente que el material compartido les sirva de utilidad. (Las imágenes que acompañan las frases de Hornstein ha sido elaboradas por mí de forma manual)


Depresión, la cara oscura de la intimidad contemporánea

(por Luis Hornstein)

La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.)declaró recientemente “Se espera que los trastornos depresivos, en la actualidad responsables de la cuarta causa de muerte y discapacidad a escala mundial, ocupen el segundo lugar, después de las cardiopatías, en 2020” Las depresiones se ubicarán, como causa de discapacidad, por delante de los accidentes de tránsito, las enfermedades vasculares cerebrales, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, las infecciones de las vías respiratorias, la tuberculosis y el HIV.  
El siglo XX fue conocido como la Era de la Ansiedad. En cambio, el XXI va teniendo su propia etiqueta: la Era de la Depresión. Los datos internacionales demuestran que cada nueva generación tiene más riesgos que sus padres de sufrir una depresión importante. Esos informes consideran la depresión como una verdadera “enfermedad social”. Afirman que después de la sociedad industrial y del hastío, ha llegado la “sociedad depresiva”.
La Depresión como “mal del siglo” resulta como producto del estrés, del hastío y de la falta de ideales de la sociedad contemporánea.
Grados de Depresión
La depresión puede ser leve, moderada o grave.
Lo que nos interesa compartir aquí son las conclusiones de un megaestudio publicado en 2011 en el J.A.M.A. (The Journal of de American Medical Association, vol 3 Nº 1). Allí sostienen que hay poca evidencia que los antidepresivos tengan efectos farmacológicos específicos comparados con placebos para pacientes con depresión leve y moderada, según la Escala de Depresión de Hamilton que mide la severidad de la depresión.     
                           
En el primer grado, la persona enferma se autopercibe como incapaz de hacer frente a la mayor parte de sus actividades cotidianas.
En el segundo, a la sensación de no poder cumplir con las responsabilidades, se le suman dificultades concretas para trabajar, para concentrarse, para tomar decisiones. Los errores laborales se hacen más frecuentes.
Finalmente, la depresión grave afecta casi por completo el día a día de la persona. Darse un baño o ir al trabajo se convierten en una tortura. Es aquí cuando no sólo las ideas de suicidio, sino también las tentativas, aparecen con más frecuencia.
Las depresiones: entre la bioquímica y la historia personal
¿Cuáles son las causas de las depresiones? Se observa, sin duda, un desequilibrio neuroquímico. Pero también deben considerarse otros factores como la herencia genética, la situación personal, la historia, los conflictos, la enfermedad corporal y las condiciones histórico-sociales. Un mínimo recaudo requiere de evitar los reduccionismos y precaverse de las opiniones de empresas interesadas.
Hornstein insiste que los distintos grados de Depresión son algo más que un trastorno químico. Resultan de una alteración de la autoestima en el contexto de los vínculos y los logros actuales.

Propone analizar caso por caso. Se hace evidente la intervención de la causalidad biológica y de la cultural en el desarrollo de la depresión.
Es cierto que la bioquímica puede aliviar las depresiones graves, y que la industria farmacéutica suele presentar sus psicofármacos como panacea. Pero la terapia de ninguna enfermedad mental debería estar en manos de una industria.
Postular que las depresiones son solamente biológicas es científicamente falso. Las depresiones tienen que ver también con el desempleo, la marginación, la pobreza extrema y la crisis ética. El maltrato social genera duelos masivos y traumas devastadores que hacen zozobrar vínculos, identidades y proyectos, personales y colectivos.
Suponer que la depresión no es más que algo químico es como suponer que el talento o la criminalidad son exclusivamente químicos, dependientes de alguna pastillita.

Sin embargo, el misterio del bienestar psíquico no se reduce a la bioquímica. La vida tiene la estructura de una promesa, no de un programa. El porvenir de cada día muestra el rostro de lo imprevisible y lo desconocido. El precio de la autonomía suele conducirnos a un lugar distinto al esperado. La excitación o la incertidumbre de lo que nos espera, son superiores a la regularidad de un placer programado por la bioquímica cerebral.
Clínica de las depresiones
Las depresiones nos confrontan con los enigmas del individuo derivados de la sociedad actual: oscilaciones intensas de la autoestima, desesperanza, ausencia de proyectos, crisis de ideales y valores y trastornos físicos.
Los deprimidos presentan en diferentes grados una visión pesimista de sí mismos y del mundo, un sentimiento de impotencia y de fracaso, simplemente no encuentran motivos de deleite.
Los especialistas advierten sentimientos de culpa, dificultades de concentración, pérdida de apetito y pensamientos de muerte o suicidio. Se sienten abrumados por cierta desesperanza que les impide contar con la energía necesaria para formular nuevos proyectos. Porque el futuro, a diferencia del pasado y del presente, tiene que ser inventado.
Para atender la Depresión, hay que entender la relación entre el sujeto y sus ideales.
La Autoestima, entonces, aparece jaqueada por la historia personal, las realizaciones, la trama de relaciones significativas, pero también por los Proyectos individuales o colectivos. Cada proyecto proporciona a la autoestima una dimensión de futuro que nutre el presente. La Autoestima resulta permanentemente acosada por metas personales desmesuradas, que conducen a la incapacidad de satisfacer adecuadamente las expectativas de sus ideales.
Hacia la recuperación del viejo médico de barrio
Los pacientes depresivos requieren innovación. Hay que lograr experiencias que le faltaron en sus primeros vínculos, paternos o terapéuticos, generalmente recordados con temor y desilusión. Ningún abordaje aislado puede contrarrestar eficazmente la depresión. Postular al diálogo implica recuperar aquel médico de barrio que combinaba diagnósticos con amistosos consejos.

No es tarea imposible encontrar al médico, psiquiatra o psicólogo que dialoga. Será la oportunidad de hablar de su sufrimiento, de integrar sus síntomas en una historia personal, de elaborar proyectos y celebrar el cumplimiento de diferentes metas que fortalecen la Autoestima.
Encontrar el profesional que dialoga y combina diagnósticos con amistosos consejos permite establecer un pacto entre dos personas, conscientes de sus límites y en un contexto de respeto mutuo, que intentan encontrar juntas la mejor cura posible.
Hasta la próxima amigos!



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